Ezequiel - Discipulado 14, Agua Viviente
EZEQUIEL 47:1-12
¡Qué visión tuvo Ezequiel! Aguas salían del soporte de la casa de Dios hacia el oriente (v.1). Estas aguas llegarán hasta el Mar Muerto, Arabá o Mar Salado (v.8; Deuteronomio 3:17; Josué 3:16). Traerán sanidad a un cuerpo de agua, que al no tener salida, cuenta con escasa vida (v.8-9).
En el libro de Génesis 2:10, se menciona que había en el huerto del Edén, un río para regar, el cual se repartía en cuatro brazos, y termina el libro de Apocalipsis (22:1-2) hablando de un río limpio resplandeciente de aguas vivas que salían del trono de Dios. El agua es expresión de vida, sin ella, el mundo sería seco y desolado.
Así la presencia del Espíritu produce la vida espiritual y el fruto en nuestras vidas (Gálatas 5:22-23; Isaías 44.3; Hechos 2:17). Se compara la Espíritu Santo con el agua viviente de un manantial que fluye, mientras que los placeres momentáneos de esta vida se van muriendo y terminan, el Espíritu de Dios es una fuente constante de vida y gozo (Juan 4:14; 7:37-39). Como el salmista deberíamos exclamar: Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. ¡Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo! (Salmo 42:1-2).
¿Te das cuenta que la presencia de Dios es la que produce frutos en nuestra vida espiritual? Si eres hijo de Dios ¿estás disfrutando de tu relación personal con él? ¿Qué harías hoy para mejorar tu comunión con Dios?
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