Devocional Mar 28: En las manos del Señor


Génesis 28:15 “He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho”

En Génesis 28, habla de cómo Dios se aparece a Jacob. Dios se presenta en el peor momento de su vida, en medio de su mayor dificultad. Jacob estaba huyendo porque Esaú lo estaba persiguiendo para hacerle daño, pero Dios lo estaba buscando para bendecirlo.
Jacob estaba en medio de una situación difícil. Estaba desesperado, sin nada, huyendo. Y tiene una visión en la que Dios le habla. La reacción de Jacob ante la promesa de Dios fue pedirle solamente comida, vestido y volver en paz.
La crisis se había metido tanto en el corazón de Jacob, que lo único en lo que él podía pensar era simplemente en comida, vestido y paz.
¿Cuántas veces hemos limitado el poder de Dios en nuestras vidas, teniendo los cielos abiertos?
Estamos tan deprimidos, tristes, frustrados por las circunstancias que Dios nos habla para que pidamos y creamos por cosas más grandes, para que nos levantemos y tengamos ánimo, y lo único que pensamos es en sobrevivir.
Jacob cometió el error de depender de sus habilidades para pretender alcanzar la promesa que Dios le había dado. Dios le había prometido a Jacob que él lo devolvería a casa de su padre en paz, pero cuando Jacob iba de regreso a casa de su padre, comenzó a enviar regalos tratando de calmar, y de poner en paz, a su hermano Esaú.
Tiene que llegar el momento en nuestras vidas en que podamos ampliar nuestros corazones a otro nivel, para vivir verdaderamente dependientes de Dios.
A veces, los mismos talentos que Dios nos ha dado, que un momento dado nos han servido, nos han funcionado y nos sacaron de algún problema, los hacemos nuestro Dios, en vez de confiar en el Dios que nos dio los talentos.
Tiene que haber un día en que nos rindamos delante de Dios y reconozcamos que nuestros talentos y habilidades llegan hasta cierto punto, y ahora le toca a Dios.
Si has llegado al punto en tu vida donde se te acabaron las ideas, se te acabaron los recursos y ya no sabes qué más hacer, dale gloria a Dios porque lo único que te queda es recostarte de Dios, agarrarte de Dios, depender de él.
Si todavía no has visto la promesa de Dios cumplirse en tu vida, haz lo que hizo Jacob. Jacob hizo dos cosas: le hizo un voto a Dios, y se agarró de él.
Aunque los problemas te hayan tirado al suelo, no dejes a Dios.
Se nos hace tan fácil dejar a Dios. Comenzamos a dejar de ir a la iglesia y, de alguna manera, desquitarnos con Dios, sin darnos cuenta que debería de ser al contrario. Cuando menos fuerzas tenemos en el mundo natural, es cuando más tenemos que depender de él, agarrarnos y no soltarnos hasta que él complete su obra en nosotros.

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