Devocional Feb 29: Confiadamente puedes descansar en El
Hace unos días que recibí una noticia que esta acelerando mis tareas, tengo que administrar bien mi tiempo, eso produce que trate de hacer las cosas de manera apresurada. Pero por mucho que se afanare el hombre podrá aumentar una hora a su vida?
El versículo de hoy es: Salmo 37:4-5 “Pon tu delicia en el SEÑOR, y Él te dará las peticiones de tu corazón. Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en El, que El actuará”
Nuestro Dios ha puesto en mi corazón el hecho de entender que es deleitarme en El. Dios sabe lo que necesito y también sabe lo que pasará en los próximos días. Si de verdad creo en que él tiene el control de las cosas no debo descuidar de permanecer en su presencia.
Poner mi delicia en el Señor, que cosa más maravillosa, no debe haber cosa más maravillosa que pasar tiempos con él, alabarle, meditar en su palabra. En esto llego a mi correo una historia que reforzó esta idea de vivir una vida plena al lado de mi Dios y la copio a continuación:
A metros de mi casa, nace un sendero que atraviesa un extenso parque muy florido y arbolado, luego bordea una laguna y finalmente desemboca en una playa al río. Recorrer ese sendero es una de las experiencias más bellas que ofrece el lugar donde vivo.
Recientemente, se inauguro un puente que permite llegar a la playa en mucho menos tiempo que por el sendero. Al ofrecer un acceso directo, permite ahorrar casi una hora de recorrido. Desde que fue construido este puente, casi todas las personas que salen a realizar ejercicios y a pasear por el lugar, lo toman.
La última vez que fui a la playa decidí ir por el puente y no por el sendero como acostumbraba y comprobé que el recorrido hasta el río ciertamente se acortaba: el puente era un "atajo" muy conveniente, que permitía ahorrar una amplia distancia. Sin embargo, ese ahorro tuvo su costo...
La frescura del parque fue sustituida por el calor abrasador del cemento; la variedad de colores de las flores y las aves fue sustituida por el tedio de las barandas de acero y el gris de esa construcción; en lugar de sentir el aroma de los árboles, me encontré respirando el humo de los vehículos que atravesaban el puente por el otro carril. Por tomar el camino más corto para llegar en el menor tiempo posible, perdí gratas experiencias.
Al reflexionar sobre esto, no puedo evitar preguntarme: ¿Por qué tantas personas eligen ir por el puente?¿Por qué alguien cuyo propósito es disfrutar de una actividad al aire libre, relajarse y ejercitarse, querría hacerlo en el menor tiempo posible? ¿Cuál es el sentido de "acortar" un buen momento? Puedo entender la impaciencia en una sala de espera de un consultorio, o en la fila de un banco, pero me cuesta entenderla en un momento de renovación, de goce.
Todos enfrentamos presiones, urgencias, responsabilidades y compromisos que nos exigen "tomar el camino más corto" para ser más productivos, para obtener aquello que necesitamos, o para cumplir con una tarea a tiempo. Pero estas exigencias no están presentes en todos los momentos de nuestra vida, por lo que "tomar atajos" no debería ser una regla en todo aquello que hacemos.
Lamentablemente, la filosofía de buscar el camino más corto para ahorrar tiempo, está muy arraigada en nosotros: leemos una revista mientras acompañamos a nuestros hijos a jugar a una plaza; ensayamos mentalmente una presentación mientras desayunamos con nuestra familia; utilizamos una computadora portátil para leer el correo en las vacaciones; hablamos por teléfono mientras caminamos; almorzamos escribiendo y leyendo en nuestra oficina; etc... Estos atajos que consideramos "ahorros de tiempo" son -en ocasiones- "derroches de vida".
Muchos métodos de administración del tiempo nos exhortan a mantenernos alertas a los "ladrones de tiempo", pero ¿qué hay de los "ladrones de vida"? ¿Qué hay de todos esos "atajos" que -en nombre de la productividad, la precisión, la optimización y la eficiencia- nos permiten hacer más, pero nos llevan a vivir menos? En nuestra obsesión por no perder tiempo, muchas veces terminamos perdiendo vida: cuando "cortamos camino" -de alguna manera- estamos "cortando vida".
Disfruta de la voz de nuestro Señor, de alabarle, de amar al projimo, vive para él.
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