Devocional Feb 14: Amor
Juan 13:34-35 “Les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discípulos míos”.
Seguramente no es la primera vez que leemos este versículo, pero que verdad tan profunda encierra. Es probable que no hayamos profundizado en el concepto de amor habida cuenta que en el español usamos amor de manera indistinta, así que transcribo las definiciones de amor:
Ágape: Esta palabra es la palabra más alta para amor. Es usada como acción de Dios (el amor de Dios) y mandado a los seres humanos de ejercer de uno hacia al otro (1 Corintios 13). No es egoísta, sino se concentra en sacrificio personal para el beneficio y bien del otro. Dios sacrificó a Su Hijo por que nos amó (Juan 3:16).
Filos: Significa un amor entre dos personas que es cooperativo, no tan dedicado como ágape, pero por todos modos algo que podemos recomendar. 1 Tesalonicenses. 4:9 “del amor fraternal… que os améis unos a otros”. Un buen ejemplo de esto es la relación entre amigos o hermanos carnales.
Eros: (no ocurre en la Biblia) Esta palabra es un tipo de amor muy carnal, es solamente centrado en lo que beneficia a uno mismo 2 Timoteo 3:2 “hombres amadores de sí mismos”.
Stergos: (no ocurre en la Biblia excepto en el negativo, astergos – “sin afecto natural” 2 Timoteo 3:3; Romanos 1:31) Stergos tiene el concepto del afecto que debe naturalmente existir entre padres e hijos.
Ahora bien me gustaría contarte una historia antes de concluir el devocional:
Un niño pequeño quería conocer a Dios.
Sabía que tendría que hacer un largo viaje para llegar hasta donde Él vive, así que guardó en su maleta pastelitos de chocolate y refrescos de fruta…
Y empezó su viaje
Cuando había caminado unas horas, se encontró con una mujer anciana.
Estaba sentada en un banco del parque, sola, contemplando en silencio algunas palomas que picoteaban migajas de pan que ella les arrojaba.
El niño se sentó junto a ella y abrió su maleta.
Comenzó a beber uno de sus refrescos cuando notó que la anciana le miraba, así que le ofreció uno de ellos. Ella agradecida lo aceptó y le sonrió. Su sonrisa era muy bella, tanto que el niño quería verla de nuevo, así que le ofreció entonces uno de sus pastelillos.
De nuevo ella le sonrió. El niño estaba encantado, y se quedó toda la tarde junto a ella, comiendo y sonriendo, aunque sin hablar una palabra.
Cuando oscurecía, el niño se levantó para irse.
Dio algunos pasos, pero se detuvo; dio vuelta atrás, corrió hacia la anciana y le dio un abrazo.
Ella después de abrazarlo, le dedicó la más grande sonrisa de su vida.
Cuando el niño llegó a su casa, su madre quedó sorprendida de la cara de felicidad que traía.
Entonces le preguntó:
"Hijo, ¿qué hiciste hoy que te hizo tan feliz?".
El niño le contestó:"¡Hoy almorcé con Dios!"...
Y antes de que su madre reaccionara, añadió:
"Y ¿sabes? ¡Tiene la sonrisa más hermosa que nunca he visto!"
Mientras tanto, la anciana, también radiante de felicidad, regresó a su casa.
Su hijo se quedó sorprendido de la expresión de paz que reflejaba en su cara, y le preguntó: "Mamá, ¿qué hiciste hoy que te ha puesto tan feliz?“.
La anciana le contestó:
"¡Comí pastelitos de chocolate con Dios, en el parque!"...
Y antes de que su hijo respondiera, añadió: "Y ¿sabes? ¡Es más joven de lo que yo pensaba!" …
Mi hermano (a) con frecuencia, no damos importancia al poder de un abrazo, de una palmada en la espalda, de una sonrisa sincera, de una palabra de aliento, de un oído que escucha, de un cumplido sincero, o del acto más pequeño de preocupación...
Mas todos esos detalles reflejan el amor de Dios y tienen el poder de cambiar tu vida o la de los demás, de darle un gran giro y hacerla feliz.
Te animo a que busques, llames a un hermano (a) y hazle saber que Dios le ama.
¡¡¡ AH, Y NO OLVIDES ALMORZAR SIEMPRE CON DIOS...!!!
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